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  • Foto del escritorLas Graderías

Tan importante como un jugador

Actualizado: 12 may 2021



La FIFA, como bien sabemos, es la institución más grande y respetada del fútbol, maneja y administra las diferentes confederaciones en el mundo y cada año entrega un premio según los resultados: mejor jugador, mejor gol, mejor técnico, jugador revelación, entre otros. Desde 2016 añadió un segmento más a su lista de premiaciones: ‘el premio a la afición’. Consiste en premiar a los hinchas o fanáticos considerados como “el mejor hincha del año” por sus actos. En su primera versión se lo llevó la hinchada del Borussia Dortmund y del Liverpool; en 2017, los fanáticos del Celtic de Glaslow; en 2018, en el contexto del Mundial de Rusia, los hinchas de la selección peruana; en 2019, dejando de lado las grandes hinchadas, la ganadora fue una madre brasileña que le describe cada partido a su hijo ciego y autista, Silvia Grecco.


A ellos se suma Marivaldo Fracisco da Silva, el hincha más fanático, comprometido y enamorado de su equipo: Sport Recife de Brasil -y ganador de la categoría en 2020-. Este hombre camina 128 kilómetros para ver a su club, sin importar si va a ganar o perder. Camina 64 kilómetros entre su ciudad de residencia, Pombo, e Ilha do Retiro, donde juega el club, y de vuelta el mismo recorrido. Su pasión, en tiempo, equivale a hacer este recorrido caminando, lo que le toma 12 horas tanto de ida como de vuelta, algo que muy pocos harían. En 2016 perdió su trabajo, por lo que ya no podía pagar un pasaje de bus y se vio en la “obligación” de hacer el recorrido a pie.


Para poner un ejemplo, es como si un hincha de Millonarios que vive en Suesca caminara los cerca de 97.143 pasos que hay hasta Bogotá (que queda a 68 kilómetros exactamente), sólo para ver a su equipo jugar, y tener que recorrer la misma distancia de vuelta en uno o dos días; o como si un hincha del Boca Juniors que vive en Luján, caminara los 64.56 kilómetros que hay hasta Buenos Aires para estar dos horas y media en La Bombonera y devolverse.


Marivaldo no sólo va a ver el partido, a veces procura ir con antelación para poder asistir a todos los eventos que se hacen previos al encuentro: reuniones con la hinchada, cantos, y para, como él lo llama, “vivir el club”. Esa filosofía hizo que la FIFA en su premiación anual, “The Best Footballer Awards”, lo nominara al Premio a la Afición de la FIFA 2020 junto a los aficionados del Atlético Nacional y el fanático británico James Anderson. Posteriormente, por decisión unánime, fue elegido como el mejor fanático del mundo y no era para menos.

El fanatismo, según la psicología, elimina incertidumbres, quita las dudas y se ahorra la preocupación. Otro factor importante para tener en cuenta es la interacción con otras personas, lo que permite formar diferentes “libertades”, me explico: ya no hay más dudas a la hora de tomar una decisión, la pasión hace que el cuerpo actúe y ya no existe la inseguridad, además de contar con otros individuos que lo respalden y que comparten su misma manera de pensar.


Entonces, ¿sería una opción cuestionarnos si el fútbol es sinónimo de amor? Pareciera que no. A diferencia de enamorarse de alguien, cuando el sentimiento también es físico, una vez los hinchas se enamoran de un club, se enamoran de su sentido, sus valores, significado, sus cantos, los trapos, pues lo que importa es lo que representa. El hincha es igual o más importante que el jugador para entender el sentido del fútbol, por eso la FIFA premia a personas como Marivaldo, pues a fin de cuentas el amor por la camiseta nunca se pierde…pero cada uno tendrá su opinión al respecto.




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